Jesús; en silencio durante persecución. Que harás tú?

El mantra del cristianismo en Estados Unidos hoy en día es “no pueden quitarnos nuestras libertades”. Pero parece que en casi todos los casos de la iglesia primitiva incluso Jesucristo mismo, ese caso era bastante opuesto. La iglesia primitiva estaba dispuesta a entregar cualquiera que fueran los derechos que pudieran haber tenido – propiedad, libertad, incluso la vida misma – para compartir el Evangelio. Después, Pablo explicaría su preocupación en una variedad de derechos, diciendo, “Pero no hemos usado de este derecho, sino que lo soportamos todo, por no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo” (1 Cor. 9:12).

 

“Tú lo has dicho”

Unas simple cuatro palabras (por lo menos en el idioma inglés) separan el tiempo que Jesús fue acusado ante Pilato y los sumos sacerdotes y ancianos, y algunas de sus ultimas palabras en la cruz (Mat 27:11). De acuerdo al Evangelio de Mateo, la próxima vez que escuchamos del Salvador silencioso es cuando levanta un clamor a Dios, diciendo, “Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46).

Este relato del silencio de Jesús fue un fenómeno para aquellos que lo experimentaron. “El gobernador estaba bastante sorprendido”, escribe Mateo (27:14). Tal vez la razón de esto es – a pesar de cada acusación que los oficiales del gobierno sintieron que podían hacer en su buena conciencia – en sus corazones, ellos sabían que Cristo podría refutarlo. Incluso aquellos que atentaban con truncar la misión de Jesús sabían que él era Dios, pero “no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido” (Rom. 1:21). Y, aun así, a pesar de que Él tenía todo el derecho – el único derecho – para denunciar tales acusaciones, Él se mantuvo en silencio.

Esta postura, creo yo, tiene un impacto masivo en la forma en que los cristianos deberían navegar la confrontación gubernamental. Jesús no solamente portó una postura de humildad y silencio en la cara de sus acusadores, si no también sus discípulos actuaron en una forma similar a través de todo el libro de los Hechos. A pesar de que mucho del libro de los Hechos es un recuento de la audacia de sus discípulos al predicar el Evangelio, una cosa que el lector tendrá dificultad de encontrar es la desobediencia de los discípulos al gobierno. No quiero decir que se rindieron a la ley que prohibía el avance del Evangelio – ellos claramente continuaron haciendo eso. Me refiero a que cuando ellos fueron arrestados o apedreados, no objetaron a nada de eso. En la mayoría de los casos, aunque implicado en el texto bíblico, los discípulos manejaban pacíficamente los arrestos y persecución, teniendo cuidado solamente de compartir el Evangelio aún más.

De una forma tan amorosa y humilde, el salvador del mundo no invocó su derecho a un trato justo. Lo que los soldados romanos dijeron a Jesús en tono de burla era verdad: “Si eres el hijo de Dios, baja de la cruz”, lo ridiculizaron (Mat. 27:40). Aun así, Él seguía colgado, en silencio. Tan capaz como Él era de librarse de su propia muerte, también lo era para defenderse en contra de las autoridades. Por qué Él es el hijo de Dios. Pero por el bien de la misión de Dios, no hizo ninguna de las dos cosas.

Al ver tan claramente el poder de la humildad de Jesús, los discípulos con gusto entregaron sus derechos de libertad. Allí hay una razón para que Dios le permitiera al apóstol Pablo soportar un trato tan injusto de un gobierno injusto. Por que él personificaba la postura de Jesús de cara a la confrontación, él escribió casi todo el Nuevo Testamento.

Ahora, déjame ser claro. Esto no es un llamado a los cristianos para que permanezcan en silencio de frente al conflicto. De hecho, los comentadores más equipados del estado de este mundo son quienes llevan – en sus manos y en sus corazones – la verdad de la palabra de Dios. Esto es un cargo para que el cristianismo americano personifique la humildad e imite a Cristo.

Al implorar a los cristianos a que “contiendan por la fe”, Judas no quiso decir que tratáramos de mantener la oración en las escuelas o eligiéramos a un presidente casi cristiano. Él quiso decir contender por la verdad de la Biblia, defender la verdad del Evangelio contra todos los evangelios falsos. Esta es una misión que puede ser llevada bajo cualquier circunstancia. La habilidad de predicar el Evangelio públicamente sin reprobación no es específicamente libertad cristiana. En la Biblia es claro que, al ser mayordomos del evangelio, los cristianos no deberían esperar otra cosa.

Así que, cristiano americano, cuando escuches que las libertades religiosas están comprometidas, recuerda que no son necesarias para que el Evangelio de Cristo prevalezca. Imita a Cristo, quien, aunque era capaz y justificable de defenderse en cada asunto, dejó sus derechos por tu salvación. Imita a los discípulos y a la iglesia primitiva quienes no se detuvieron ante nada – quienes sacrificarían todo – para ver que el Evangelio avanzara. Baja tu postura, para que eleves a Cristo.

En todo conflicto, sea justo o injusto, deja que las palabras de la canción de Hillsong titulada Aquella Cruz sean dichas de ti:

“En silencio soportó”.

FUENTE: lagaceta

 

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